Una boda encierra en si misma siglos y siglos de mágica tradición. Es un ritual que acompaña al ser humano desde sus orígenes como civilización y que en la actualidad todavía mantiene intactas algunas costumbres iniciadas por nuestros antepasados. Hoy en día el universo nupcial ha evolucionado y se ha modernizado, pero aun así hay determinadas tradiciones clásicas que siguen celebrándose década tras década por su alto componente simbólico y emocional. ¿Quieres conocerlas?
Una boda es en esencia un evento tradicional. Un ritual con espíritu clásico que encarna la unión, el amor, el compromiso y la familia. Una celebración que, en la actualidad, puede seguir un guion establecido y a la vez introducir mil y un detalles originales.
Por su fuerte simbolismo, existen determinadas escenas nupciales que todavía perduran y aunque se consideran clásicas, se mantienen generación tras generación. Una de ellas es la entrada de los novios con el padrino y la madrina a la ceremonia, un gesto que representa tradicionalmente el hecho de ser entregados al altar. Aunque en muchos casos las parejas ya conviven juntas, es un momento único que sigue vivo y a la vez otorga protagonismo a los padres, añadiendo emotividad y solemnidad.
La mítica frase “puedes besar a la novia” o “podéis besaros”, pronunciada por el sacerdote o maestro de ceremonias justo al terminar el rito matrimonial, es una tradición clásica que, aunque adopta muchas variaciones, sigue vigente en las bodas de nuestra era. Así mismo, lanzar arroz a los recién casados es una antigua costumbre oriental que simboliza la fertilidad y la nueva descendencia para la pareja. En la actualidad, a menudo se sustituye por pétalos, confeti o cualquier otro elemento original como las pompas de jabón.
Ya en la antigua Grecia, el banquete de boda era una tradición para celebrar con los más allegados el inicio de la vida en sociedad de la pareja y a su vez un modo de demostrar el estatus social de la familia. En nuestros días, la práctica se mantiene pero su esencia ha perdido rigidez y admite múltiples variaciones, primando la originalidad y el efecto sorpresa. Así, el tradicional banquete se sustituye muchas veces por cenas temáticas, bufets, o incluso un completo aperitivo.
Otra de las tradiciones clásicas que sigue vigente durante el banquete de boda es la famosa mesa presidencial. Es costumbre que los novios se sienten con sus padres y hermanos en una mesa decorada de manera especial y presidiendo el evento. No obstante, cada vez es más habitual que los recién casados elijan sentarse con amigos y deshacer este hábito, para integrarse en el ambiente de la celebración de forma más distendida.
El pastel de boda es también una tradición clásica que se remonta a la Inglaterra victoriana. Décadas atrás la novia era la responsable de cortar la tarta, pero en la actualidad lo habitual es que los novios lo hagan juntos con una espada o un cuchillo, simbolizando su primera labor en conjunto y el inicio de su vida en común. Después, el pastel se reparte entre los invitados conmemorando la felicidad compartida.
La apertura del baile con un vals es uno de los momentos más esperados de la fiesta. Aunque puede sustituirse por ritmos más actuales, coreografías personalizadas o incluso bailes grupales, el vals siempre será un clásico imperecedero. Una de esas tradiciones universales que difícilmente morirá.
En algunos países, durante la fiesta el novio se encarga de quitarle la liga a su esposa y lanzarla a los solteros presentes. Precisamente, esta tradición se remonta a la Francia del siglo XIV, cuando los hombres perseguían a la novia para quitarle este complemento de lencería, considerado un símbolo de buena fortuna. Con el tiempo, la novia pasó a lanzarla ella misma a la salida de la iglesia y más tarde, esa prenda fue sustituida por flores, dando lugar a uno de los momentos más míticos de la celebración: el lanzamiento del ramo a las solteras de la fiesta.
Ahora que ya conocéis algunas de las escenas más clásicas de una boda, es vuestra decisión seguirlas al pie de la letra, adaptarlas o eliminarlas por completo de la fiesta. Por suerte, hoy en día están permitidas todo tipo de licencias o innovaciones. Únicamente hay un requisito imprescindible: mantener la tradición más importante, elemental e imperecedera de todas: el AMOR.
