POEMA XV
Pablo Neruda
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
El matrimonio es una de las formas más antiguas y universales de unión entre dos personas, pero no siempre fue como lo conocemos hoy. La historia del matrimonio demuestra que ha tenido diferentes funciones, significados y rituales a lo largo del tiempo y en diferentes culturas.
En la antigüedad, el matrimonio se consideraba principalmente una forma de establecer alianzas políticas, económicas o militares entre familias, tribus o reinos. El amor y el consentimiento de los novios no se consideraban esenciales, y los matrimonios solían ser concertados por los padres o los líderes. Algunos pueblos, como los griegos y los romanos, permitían el divorcio y la poligamia, mientras que otros, como los judíos y los cristianos, defendían la indisolubilidad y la monogamia del matrimonio.
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Con la expansión del cristianismo en Europa, el matrimonio pasó a estar regulado por la Iglesia católica, que lo consideraba un sacramento, es decir, una señal de la gracia de Dios. A partir del siglo XII, se requería el consentimiento de los contrayentes para que el matrimonio fuera válido, pero seguía habiendo mucha influencia de los intereses familiares y sociales. El matrimonio se consideraba una forma de garantizar la procreación, la fidelidad y la ayuda mutua entre la pareja.
Sin embargo, a partir del siglo XVI, con la Reforma protestante, se empezó a cuestionar el matrimonio como sacramento y como institución indisoluble. Algunos reformadores, como Lutero y Calvino, defendieron que el matrimonio era un orden civil y que el divorcio era posible en caso de adulterio o abandono. Además, surgieron nuevas formas de matrimonio civil, no religioso, que fueron reconocidas por el Estado.
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A partir del siglo XVIII, con la Ilustración y la Revolución Francesa, el matrimonio pasó a considerarse un contrato libre entre dos personas que se amaban y buscaban la felicidad. El amor romántico se convierte en el ideal del matrimonio y se valoriza el papel de la mujer. El matrimonio también se convirtió en un derecho humano que debía garantizarse a todos, independientemente de su clase, raza o religión. Recordemos a Rufo, filósofo estoico del siglo I d.C., que ya en aquella época defendía la presencia del amor y que el matrimonio ideal sería aquel en el que los cónyuges compitieran por demostrar quién amaba más al otro, siendo el egoísmo la fuente de todos los problemas conyugales.
Nietzsche, en su obra Anticristo, afirmaba que "el amor es el estado en el que el hombre se encuentra más propenso a ver las cosas como no son", defendiendo escépticamente el matrimonio como una forma de esclavitud y el amor romántico como una ilusión. En el fondo de su afirmación había una clara defensa de la libertad individual. Hoy en día, el matrimonio adopta esta forma libre, en una elección envuelta en el sentimiento más noble de todos, el amor. No podemos ignorar los profundos cambios sociales que han tenido lugar en los dos últimos siglos, como la legalización del divorcio en varios países, la emancipación de la mujer, la revolución sexual, la contracepción, la reproducción asistida y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
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El matrimonio hoy en día puede entenderse como una forma de expresar el amor y el compromiso entre dos personas, pero no es la única. Sin embargo, es importante darse cuenta de que cualquier forma de relación debe basarse en la libertad interior, la libertad sobre el cuerpo y la elección consciente de vivir el amor de la única manera posible, en total libertad.
