Prestar atención al cuidado holístico de mente y cuerpo es algo fundamental. Puede que ya tengas integrados en tu vida hábitos saludables que velen por ello, pero si no es así, los meses antes de tu boda son el momento perfecto para comenzar a crear rutinas que te beneficien en el presente, te ayuden a compensar excesos del pasado y te encaminen hacia un futuro más sano en todos los sentidos. Por supuesto, todo ello hará que el día del enlace te sientas y te veas fenomenal. ¿Te animas?
El ejercicio físico es uno de los hábitos imprescindibles a instaurar en tu vida cotidiana. Evidentemente, a parte de los beneficios visibles que va a causar en ti y que pueden ser los que principalmente te muevan a comenzar, las ventajas de practicar rutinas de entrenamiento se harán extensibles a muchas otras áreas de tu vida. Estar en forma no es únicamente verse bien físicamente. También va fuertemente ligado al estado de ánimo y a la salud física, así como a la manera en la que nuestro cuerpo se prepara para afrontar la etapa de madurez.
Tu boda es sin duda la excusa perfecta para ejercitarte e instaurar estos hábitos en tu vida de forma permanente. Si no sabes por donde empezar, una buena manera es pensar en lo que más te motiva, en tus gustos y aficiones. Seguro que encuentras algún modo relacionado de hacer ejercicio y a la vez disfrutar. ¿Eres un amante del mar? puedes probar con los deportes de agua, como el kitesurf, el paddle surf o el surf. ¿Te encanta divertirte con tus amigos? apuesta por un deporte de equipo o apúntate a clases de baile con tu pareja, es una buena manera de fortalecer el vínculo y socializar. ¿Eres introspectivo y te gusta la meditación? disfrutarás saliendo a correr con tu música o a caminar campo a través si eres un espíritu libre.
Una vez escogido el ámbito más adecuado para ti, deberás aplicarle conciencia y saber que para ponerte en forma antes de tu boda es recomendable combinar de modo semanal el ejercicio cardiovascular con el entrenamiento de fuerza. En el primer caso, correr, salir en bicicleta, nadar o incluso caminar a un ritmo acelerado, serán perfectos para ejercitar tu corazón. Bastará con unas dos o tres veces por semana en un inicio, aunque puedes ir incrementando la frecuencia a medida que avancen los meses. Busca tu propia marca personal.
Respecto a los ejercicios de fuerza, es bueno empezar de manera suave e ir aumentando la intensidad progresivamente. Si no perteneces a ningún gimnasio, puedes hacerte fácilmente con un kit de pesas para entrenar desde casa. La clave en esta disciplina es esforzarte, pero siendo comedido. Bastará con dos series de diez repeticiones combinando ejercicios de piernas -como por ejemplo las sentadillas-, movimientos básicos, como los abdominales; y ejercicios de brazos, como levantar pequeñas mancuernas o incluso hacer flexiones.
Recuerda, el compromiso contigo mismo y con las rutinas que te propongas es lo esencial, así que no pierdas el foco. Se trata de instaurar hábitos aprovechando los meses previos a tu boda. No de conseguir algo perecedero de manera fugaz. Por eso, no seas demasiado exigente contigo mismo si no ves resultados inmediatos. Como en cualquier hábito saludable los beneficios tardan un poco en llegar, pero cuando se consiguen, son duraderos y merecen mucho la pena. Y recuerda, no hay meta a la que no puedas llegar si realmente te lo propones y eres positivo, persistente y tenaz. Ánimo y… ¡a jugar!